domingo, 16 de septiembre de 2007

XUAN DE LA ERIA.- BONSAI.

Siete años después de escrito el libro, me doy permiso para dedicarlo a quién me impulsó en el año 2000 a escribirlo.

Para ti, Kem-Sam, tu esposa, y sobre todo, para tu hijo.

Oxaca-. Octubre.- Año 2000.

Poema 33

Bien, he de irme.

los amores eternos,

ya sabemos

que siempre han sido cortos;

cortos de tiempo,

jamás de intensidad o sentimiento.

Los amores eternos

como el nuestro,

no conocerán

el desgaste de la vida cotidiana,

el deshacerse de la ilusión primera,

el demoledor derrumbamiento

de la convivencia.

Me voy,

y aunque me veas

como ahora estoy,

quiero que sepas que en mí hay alegría,

y que deseo

que tu también sonrías,

con esa sonrisa que has aprendido a usar

a través mío.

No nos veremos nunca,

no hablaremos más

lo que ya hablamos.

El dolor se irá adormeciendo,

de idéntica manera

que al caer el día descansa el sol

esperando la mañana;

y así,

apaciguado, amansado,

nuestro amor sobrevivirá los infortunios,

y amanecerá radiante cada día,

para traernos reminiscencias

de un pasado

cercano o muy lejano,

pero siempre presente,

siempre evocado,

siempre en nuestros corazones,

siempre en nuestro pensamiento,

siempre en nosotros,

ÚNICOS.

POEMA 35

No debemos olvidar

que aún existe un bonsái

que debemos cuidar

con amoroso mimo.

No hemos de olvidar

que aunque transcurra el tiempo,

Siempre habrá un bonsái

que en nuestros corazones

plantó fuertes raíces,

para que velásemos

por su naciente hermosura.

No hemos de olvidar

que pasarán los años

y sólo ese bonsái

suavizará la tristeza,

confortando el espíritu

de la vejez prendida

en nuestra cabellera.

No hemos de olvidar

que somos ese bonsái

que continua perenne,

recordando el amor

tan lejano y presente...

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1 comentario:

kinkywagon dijo...

oaxaca mejicano u osaka japonés?